Bandera de China
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Estos son los desafíos económicos y políticos de China

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Con una historia que se remonta hasta el año 2600 antes de Cristo (a. de C.), China ha tenido varias épocas de auge y apogeo económico-político, pero también años de caos, guerras y división.

Ese gigante asiático -que hoy tiene 1.400 millones de habitantes- pasó por dinastías y emperadores que iniciaron su historia en el año 1600 a. de C. siendo la última de ellas la Dinastía Qing entre los años 1616 y 1912 que cayó por su negativa a abrirse al intercambio y las relaciones políticas con occidente.

China pasó por guerras internas entre sus regiones, así como por las guerras del opio (1840 y 1860), la invasión de Japón (1931 y 1945), que fueron sucedidas por la lucha interna entre partidos políticos.

Finalmente, el primero de octubre de 1949 se firma el nacimiento oficial de la República Popular China que le daría paso a reformas estructurales en los frentes agrario, económico y político.

Hambre, autocrítica y auge de China

El nacimiento de la República conllevó a la instauración de un esquema político denominado como “socialismo de dictadura democrática popular dirigida por la clase obrera basada en la alianza obrero-campesina”.

El concepto de dictadura es entendido por los chinos como el Estado que forma parte de todo y que todo lo decide en bien de la comunidad. Pero, al inicio de la República se hicieron experimentos de trabajo comunitario que no fueron exitosos y que llevaron a millones de personas a morir de hambre porque el sistema no era equitativo en la distribución de los alimentos y los trabajos.

A pesar de ello, el país ha demostrado que puede ser autocrítico para revisar lo que no está funcionando y avanzar hacia modelos más eficientes.

Entre 1950 y 1979, China funcionó bajo un esquema de comunas populares para la compra y venta de productos y alimentos por parte del Estado. De la misma manera, ese Estado onmipresente era dueño y manejaba todas las fábricas y las empresas. Solo podían prosperar algunos pequeños negocios locales, en tanto el abastecimiento se basaba en el racionamiento de los bienes básicos.

Ese modelo fracasó y el Gobierno chino debió revisar toda su estructura de la mano de Deng Xiaoping quien es considerado como el “arquitecto general de la reforma y la apertura de China”.

China y su bandera
Bandera de China. Imagen de David Yu en Pixabay.

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Una de las características que más distingue a China es que hay un solo partido político que controla al Estado y toma las decisiones generales. Se trata del Partido Comunista que al comienzo fue radical tanto hacia adentro como hacia afuera en la ampliación de su visión.

A pesar de que el Partido Comunista sigue siendo la guía política de China, ha tenido que autocritizarse para cambiar su modelo económico hacia un pensamiento de “economía de mercado socialista” que está soportado por una economía pública como cuerpo principal y en la coexistencia de varias formas de propiedad (colectiva, privada, extranjera y mixta).

Esa visión se suma a la idea de que “el socialismo no significa simplemente planificación, el mercado no es exclusivo del capitalismo”.

Con base en ese cambio de mentalidad, China empezó a liderar un crecimiento económico acelerado llevándola a tener una variación promedio de 9,5 % durante 30 años, mientras que su aporte el Producto Interno Bruto (PIB) mundial es del 30 %.

Ese cambio de estrategia permitió que el país se abriera completamente a la inversión extranjera que vino acompañada de generación de empleo y mejoras salariales.

En esos 30 años de crecimiento económico, China pasó de tener cero empresas en la lista de Fortune 500 a tener 119, es decir, casi igualando a Estados Unidos que tiene 121.

En ese mismo plazo, el Producto Interno Bruto (PIB) de China se multiplicó por 17 pasando de US$0,18 billones en 1978 hasta US$17 billones en 2021.

China multiplicó su PIB por 17 en casi 50 años
China multiplicó su PIB por 17 en casi 50 años

Superar la pobreza y mejorar los sueldos

La apertura de la economía china a la inversión extranjera representó, en algunos casos, la pérdida de derechos de los trabajadores porque las empresas en su afán de producción en masa pagaron sueldos desiguales y abusaron de la carga laboral.

Sin embargo, el Gobierno del país insiste en que eso ha cambiado en los últimos años porque el mismo círculo virtuoso del crecimiento llevó a que los trabajadores fueran más productivos y, por ende, demanden mejores sueldos.

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Una de las noticias recientes que ha promocionado el Partido Comunista fue la superación de la pobreza extrema de los habitantes de China en lo referente a poder garantizarles servicios públicos básicos, salud, alimentos y servicios funerarios.

Por ejemplo, en las calles de la ciudad de Beijing que tiene 22 millones de habitantes se evidencia el avance en la cobertura de servicios como: transporte público (el metro tiene 25 líneas que se interconectan), y; las vías que están perfectamente pavimentadas.

Lo mismo sucede con el parque automotor que muestra avances hacia la movilidad eléctrica tomando en cuenta que China se convirtió en fabricante líder de marcas propias como BYD, JAC y tantas más.

Los desafíos de China hacia el futuro

El Gobierno chino y sus mandatarios se dieron cuenta hace varios años de que el crecimiento económico a tasas tan altas no sería sostenible en el muy largo plazo y, por ello, le está apostando a que el crecimiento provenga de la innovación.

Esa innovación, según los planes del Ejecutivo, deberá enfrentar uno de los desafíos más importantes como es la desigualdad social y el desequilibrio regional porque las zonas cercanas a los puertos se desarrollaron más rápido frente a las zonas del centro o del norte que quedaron relegadas.

Además, otro de los retos que pretende enfrentar China es la depuración interna en el Partido Comunista que ha sido afectado por casos de corrupción.

Finalmente, el Gobierno chino quiere buscar una mayor apertura del comercio internacional y, para ello, lanzó desde 2013 lo que se ha denominado como la Ruta y la Franja.

Esa iniciativa no es nada diferente a revivir la famosa Ruta de la Seda que conectó a Asia con Europa hace varias décadas, pero con la diferencia de que ahora buscar ser ampliada al comercio global para generar procesos de cooperación.

A la Ruta y la Franja se han unido más de 50 países buscando beneficiarse de las cadenas de valor que se pueden generar entre todos.

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