TGI y Suecia se alían para explorar uso de biogás en sector de transporte
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Moody’s confirma calificación de TGI en Baa3 pero cambia perspectiva a negativa

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La Transportadora de Gas Internacional (TGI) recibió calificación Baa3 de Moody’s. Sin embargo, su perspectiva pasó de estable a negativa.

La decisión de Moody’s se justificó en tres aspectos. Primero, un potencial deterioro financiero por los cambios regulatorios implementados por la Comisión de Regulación de Energía y Gas (CREG). Segundo, la vida útil de los contratos de transporte de gas de la empresa. Y la incertidumbre ante los intentos del Gobierno de Colombia de intervenir el sector del gas.

Aun así, Moody’s resaltó que la calificación Baa3 de TGI se apoya “en su perfil empresarial consolidado con capacidad de ganancias, regulado y sujeto a topes tarifarios contractuales”.

Por qué se dio la calificación Baa3 de TGI

Son varios los factores los que llevaron a Moody’s a considerar que “el impacto del actual ciclo regulatorio será negativo para TGI”.

Para empezar, Moody’s señaló que, en la última revisión de tarifas, hubo una reducción en la tasa anual de retorno de inversiones pasando de 15 % a 11,88 % fijo antes de impuestos. Además, se cambió la indexación tarifaria de dólares a pesos y se redujo el valor del activo después de la vida útil regulatoria de 20 años.

También resaltó que “la CREG emitió resoluciones que buscan proporcionar un periodo de transición para implementar plenamente los cambios relacionados en la indexación tarifaria y el valor del activo”.

Sin embargo, la perspectiva negativa en la calificación Baa3 de TGI se da, indica Moody’s, porque “la deuda de TGI es en dólares, sin embargo, la compañía no podrá generar ganancias en dólares. Por tanto, necesitará instrumentos de cobertura adicionales para protegerse de estos desajustes de moneda”.

Moody’s también ve con preocupación el riesgo de refinanciamiento de TGI a mediano plazo, “debido a la incertidumbre sobre su capacidad para recuperar las inversiones en su base de activos”.

Ante esto, la firma calificadora anticipó “un deterioro en las métricas financieras claves debido a los pagos de intereses proyectados y al costo de los instrumentos de cobertura de divisas, que TGI planea adquirir para mitigar la exposición a la moneda extranjera”.

Otro punto analizado para la calificación Baa3 de TGI es que hubo una reducción en el promedio de vida de los contratos. “La estimación más reciente es que está alrededor de 4,8 años, inferior a los niveles previos de 5 años o más”, indicó Moody’s.

Los puntos positivos y otros factores

A pesar del panorama, Moody’s resaltó que la posición de arraigo de TGI, al posee más del 50 % de la red nacional de gasoductos, y su alta capacidad para generar ingresos mitigan, de forma parcial, los desafíos crediticios de la compañía.

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Según Moody’s, TGI tiene liquidez para un periodo de 12 a 18 meses. Con un saldo efectivo de $457.981 millones, la próxima obligación significativa es el pago de un préstamo por $370 millones al Grupo Energía de Bogotá. Vence en diciembre próximo. Luego de eso, están los Senior Notes del 5,55 % que vencen en noviembre de 2028.

Pero los factores internos no fue lo único que tuvo en cuenta Moody’s para la calificación Baa3 de TGI. “Consideraciones sociales fueron claves para la calificación actual, dada la percepción de deterioro del ambiente regulatorio en Colombia”, señala el informe. A lo que se suma “la creciente preocupación respecto a la asequibilidad de la energía”.

La puntuación de impacto crediticio ESG (Ambiente, Social y Gobierno Corporativo por sus cifras en inglés) de TGI es de moderadamente negativo (CIS-3).

Ante este panorama, Moody’s señaló que, dado el contexto negativo, una actualización positiva de la calificación de TGI es improbable a corto plazo.

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