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Banco Mundial advierte récord de deuda emergente, pero no ve riesgo; destaca resiliencia de Colombia

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La deuda de las economías emergentes y en desarrollo alcanzó un récord de US$55 billones en 2018, lo que marcó un período de ocho años de incremento, el más grande, rápido y generalizado en casi cinco décadas, según un nuevo estudio del Grupo Banco Mundial.

Instó a las autoridades a actuar sin pérdida de tiempo para fortalecer sus respectivas políticas económicas y reducir la vulnerabilidad ante las perturbaciones financieras.

El análisis se presenta en el dominado Global Waves of Debt (Oleadas mundiales de deuda), estudio completo de los cuatro principales episodios de acumulación de deuda que se produjeron en más de 100 países desde 1970.

Llegó a la conclusión de que la relación entre deuda y PIB de los países en desarrollo ha aumentado 54 puntos porcentuales hasta llegar al 168 % desde que la deuda comenzó a acumularse en 2010.

En promedio, dijo, esa relación se ha incrementado en unos siete puntos porcentuales por año, es decir, con una rapidez que casi triplica la que se registró durante la crisis de la deuda de América Latina en la década de 1970. Además, el aumento ha tenido una base excepcionalmente amplia, ya que se ha observado tanto en la deuda pública como en la privada y prácticamente en todas las regiones del mundo.

“La dimensión, la velocidad y la amplitud de la última ola de deuda deberían despertar preocupación en todos nosotros”, dijo David Malpass, presidente del Grupo Banco Mundial.

“Esto pone de relieve los motivos por los cuales la gestión de la deuda y su transparencia deben revestir el máximo grado de prioridad para las autoridades responsables, a fin de que estas puedan incrementar el crecimiento y la inversión y asegurarse de que la deuda que contraen contribuya a lograr mejores resultados de desarrollo para la población”.

Se destaca en el informe que la prevalencia de tasas de interés históricamente bajas en el mundo mitiga el riesgo de crisis por el momento.

No obstante, dijo que el registro de los últimos 50 años pone de relieve los peligros: desde 1970, alrededor de la mitad de los 521 episodios de rápido crecimiento de la deuda en los países en desarrollo ha ido acompañada de crisis financieras que debilitaron considerablemente el ingreso per cápita y la inversión.

“La historia muestra que los grandes aumentos de deuda suelen coincidir con crisis financieras en los países en desarrollo, con un elevado costo para la población”, señaló Ceyla Pazarbasioglu, vicepresidenta de Crecimiento Equitativo, Finanzas e Instituciones del Grupo Banco Mundial.

“Las autoridades deberían actuar sin demora para reforzar la sostenibilidad de la deuda y reducir la exposición a las perturbaciones económicas”, aseguró.

En el análisis se determinó que esta última oleada difiere de las tres anteriores en diversos aspectos: implica la acumulación simultánea de deuda tanto pública como privada, y la presencia de nuevos tipos de acreedores, y no se limita a una o dos regiones.

Parte del incremento de la deuda ha sido impulsado por China, donde la relación entre deuda y PIB ha aumentado 72 puntos hasta situarse en el 255 % desde 2010.

Sin embargo, anotó que la deuda es notablemente más elevada en los países en desarrollo aun si se excluye a China del análisis: entre las economías emergentes y en desarrollo, duplica el nivel nominal registrado en 2007.

Esas características plantean dificultades que las autoridades no habían tenido que afrontar antes, advirtió el Banco Mundial.

Por ejemplo, dijo, en la actualidad el 50 % de la deuda pública de las economías emergentes y en desarrollo está en manos de inversionistas no residentes, porcentaje considerablemente mayor que en 2010.

Para los países de ingreso bajo, gran parte de esa deuda se ha contraído en condiciones no concesionarias y por fuera del marco de resolución del Club de París.

Vistas las circunstancias, recomendó que las autoridades deberían elaborar mecanismos para facilitar la resolución de la deuda cuando sea necesario, según el informe. Una mayor transparencia también sería de gran ayuda.

Colombia, la resistente
El informe del Banco Mundial cita a Colombia como un “ejemplo de resiliencia”.

“Colombia fue el país latinoamericano menos afectado durante la crisis de la región, evitando una crisis de deuda soberana y una reestructuración. La resistencia de Colombia se debió a fundamentos macroeconómicos más sólidos y una mejor dinámica de la deuda en relación con sus pares”, citó el documento fechado en Washington.

En los años previos a la crisis, agregó, Colombia tenía grandes superávits fiscales y comerciales, redujo su deuda externa del 31 por ciento del PIB en 1975 al 22 por ciento en 1980, y acumuló las mayores reservas de divisas, en relación con la deuda, entre los principales países de la región.

Estos factores permitieron a Colombia capear bien la crisis, a pesar del contagio en forma de disponibilidad reducida de financiamiento externo y depreciación de la moneda, señaló el organismo multilateral.

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